Thursday, June 28, 2007

- Háblame - me dice, con sus ojos de esfinge mutilada. - No soporto tus silencios. Cómo te quedas mirando.

La miro como si fuera su retrato.

- Dime algo, cualquier cosa, abre una cerveza, elige un disco.
- No crees lo que te digo.

Y se calla ella y enciende el cigarro de después del de después. Sé que se calla porque está pensando que las palabras son mentira, pero no lo dirá porque piensa que, por una vez, quiere creer que cuando hablo, alguien le dice la verdad.

Estudia la punta del cigarro como si pudiera explicar lo pequeña que se siente cuando sabe que no puede seguir diciendo ruido. Me muerde el cuello. Me muerde mucho. Le cojo la nuca y bajo la mano por su espalda. Creo que está cabreada porque me quiere. La tumbo sobre la cama.

- ¿Confías en mí?

No me mira, me sospecha. No me mira a los ojos, me los observa. Se calla un momento, quizá dos.

- Sí.

La beso. Luego, se hizo de día otra vez.




Mi querida Nefertiti despieta, con sus ojos de esfinge mutilada.
- Dalanar, hace mucho tiempo -

No comments: